He leído en la prensa que se baraja no celebrar este año la suelta del perro maldito. Si me permiten opinar, considero que la decisión ha de tener en cuenta el dolor que en el primer aniversario puede revivir en los familiares y amigos de las vícitmas del fatal suceso. Un dolor que nunca desaparecerá pero que ha de evitarse en la medida de lo posible.
Considero que la celebración de este año debe combinar el respeto y recuerdo a esas víctimas y obviar el uso del fuego y el espectáculo durante este año, por lo que se puede celebrar un recordatorio de esta tradición y una reflexión sobre cómo será la fiesta que se pretende de cara al futuro (el año próximo que, a pesar de terminar en 13, esperemos que no cumpla con los presagios más negativos de los supersticiosos), sentándose las bases desde el consenso social de un evento que ya está ligado a la vida de esta isla, pero que quizás ha desbordado la capacidad y espacio de donde se venía celebrando, sobre todo para garantizar la seguridad de los participantes y espectadores. Ese lugar o nueva práctica de la celebración ha de tener en cuenta el recuerdo de las víctimas siempre, ya que las decisiones que se tomen podrán evitar muchas -muchísimas- víctimas que de forma increible no se produjeron en septiembre del año pasado.
Con mis mejores deseos para Valsequillo y sus habitantes, y con mi sentido recuerdo a las víctimas y solidaridad con sus allegados.
Míchel Jorge Millares
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