Pipo y los enterradores.
Se encuentra ASAVA en un momento crucial de cara a su futuro.
Estaba cantado que el sucesor de Pipo iba a ser alguien de perfil
parecido; más formado, pero con idénticas carencias. Al que viene
no se le supone un líder capaz de meter en vereda a los enterradores
de su antecesor y los que le han puesto ahí lo tienen muy claro.
El enterrador número uno, Juan Ojeda, ni se le pasa por la cabeza
pasar a mejor vida en política, por lo que no cederá ni un ápice de
protagonismo (escondido ahora más que nunca) a aquellos que
intenten cuestionar ni un solo mandamiento de su particular doctrina.
Eso es una quimera. El padre espiritual de la criatura nunca renunciará
a su estatus en el partido; quién lo crea es un iluso.
En cuanto al ínclito Perdomo, llamémosle el enterrador número dos,
históricamente ha dejado las organizaciones en las que ha estado
hechas añicos política e ideológicamente y, en el plano económico, en
quiebra absoluta: Plataforma del agua,Organización sindical, PSOE,
Concejalía de Hacienda, etc.
Bueno, hay una ocasión en la que no tuvo la menor oportunidad porque
un alcalde con un par de narices y mucho más listo que ellos dos juntos,
Paco Sánchez, al menor síntoma de intento de asalto al poder, les dió
puerta por la vía de urgencia. Y miren que lo intentaron.
Con un historial político plagado de fracasos en ambos casos, estos
personajes han ejecutado políticamente a Pipo López para
ofrecer su cabeza a la militancia como culpable de todos los males y
ellos irse de rositas para continuar manejando los hilos del partido
a su antojo y seguir alimentando sus odios y sus egos,que han sido
nuevamente vapuleados por el enemigo de siempre: ASBA.
Semejante actitud, que puede interpretarse como "políticamente correcta",
no es digna de unos compañeros de viaje que sacrifican a su amigo, al
que nunca les ha fallado,para salvarse ellos; humanamente es una
traición y políticamente es un linchamiento en la plaza pública.
Si Ojeda y Perdomo se hubiesen unido a Pipo en la desgracia,
como culpables, en proporciones idénticas a las del ex-alcalde
del estrepitoso fracaso de su gestión en los pasados cuatro años y si
hubiesen asistido al sepelio ,no en calidad enterradores, sino como lo ha
hecho Pipo, quizá el gesto se hubiese entendido en positivo.
Francamente, el presidente de ASAVA y próximamente nuevo concejal,
lo tiene muy dificil, ya que parte con un déficit de autoridad notorio respecto
a los enterradores de Pipo y, por tanto, con una espada de Damocles sobre
su cabeza. Aquí no vale para nada el verbo fácil,el discurso grabado y la
entonación pausada; aquí la brega es intensa y a veces poco gratificante;
el camino se nos antoja enrevesado, oscuro, lleno de obstáculos y el trabajo
muy duro y sin pausa.
Otra marioneta en manos de los de siempre, no será un papel cómodo
para el Sr. Hernandez Atta y me temo que no lo aceptará de buen grado.
Veremos cómo se maneja una persona que, con muy poca experiencia en
política local, se perfila como futuro sucesor de Pipo. El entramado ya
está claro y sólo falta saber qué dirán algunos personajes notorios de ASAVA
sobre la cuota de poder que se les otorgará, si es que tuviesen alguna.
En principio parece que el clan familiar,acumulará más poder,
con Juan Ojeda siempre ahí, en la sombra, manejando, maquinando,
al frente del teclado, divulgando su doctrina, disparando contra todo lo
que se mueva y dirigiendo las intrigas palaciegas.Si no se lo sacude de
encima, poco futuro le auguramos a esta nueva ASAVA que pretenden
vendernos. Lo de Constanza y Armando es llamativo pero no sorprendente.
En casa no soportarán más órdenes ni más desplantes de un don nadie
como Juan Ojeda.
Lo dicho: Pipo jamás debió irse solo, pero él nunca pudo decidir nada por
sí mismo y esto tampoco lo decidió él, sino sus enterradores.
Uno de p´abajo