El pasado viernes 26 coincidí, en la gasolinera, con José Antonio Perdomo Bolaños.
Desde una cierta distancia nos saludamos y cada uno de nosotros siguió su camino.
No pude dejar de pensar en que, quizás, iba para su actual trabajo en el municipio de Arucas.
Hice unas cuentas y dividiendo los cuarenta y siete mil euros al año, que nos había costado hasta ahora, por los doce meses del año y me doy cuenta que entre septiembre, octubre y noviembre, nuestro municipio se ha ahorrado unos once mil ochocientos veinte y nueve euros.
Pero no pensé solo en esto.
No podía explicarme el tipo de chanchulleo que había tenido que llevarse a cabo para que un profesor con destino en Fuerteventura viniera a cubrir una baja prolongada en Arucas.
Y me preguntaba a mi mismo que tipo de relación habrían de tener, estos señores de ASAVA, con quienes deciden estos asuntos pues la señora Elsa López tiene un trato especialísimo y el señor Juan Ojeda más de lo mismo, aparte de lo de las oposiciones de este último señor y que nunca nos aclarará.
Y la vez que pensaba todo esto me mejoraba la autoestima pues yo nunca he tenido que pedir según que favores ni me he sorroballado para llegar a este tipo de acuerdos.
Mis oposiciones las aprobé con mucho trabajo, tras suspender dos veces en MADRID, mi plaza la logré en un concurso público, sin ir a hablar con nadie para que me ayudara y, por último, nunca he sido liberado político pagando un precio que en poco tiempo conoceremos.
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