Mis más sentido pésame a la familia de Lucía; el fallecimiento de un ser querido, siempre es doloroso, y más cuando se trata de una persona tan joven, como Lucía. Entiendo el dolor de sus padres. Pero también es verdad, y esto va por el comentario del blog de juan pi, que no se puede hacer leña del árbol caído, y más cuando un pueblo se encuentra consternado por lo sucedido, lo menos que se puede hacer es cuestionar todo por todo, con el único propósito de fastidiar al partido que esta gobernando en Valsequillo. La vida continúa para todos, para el pueblo de Valsequillo, para lo habitantes de Telde donde residía, para Oviedo, donde la vieron nacer, para sus padres, familiares. Importa ahora que los días de luto fueran dos, tres o tres meses. Esa muerte ya es irreparable, no se puede hacer nada, solo nos queda, a los que estamos aquí recordarla con cariño y que aquella noche del 28 de septiembre, minutos antes de las doce de la noche, cuando todos estábamos felices, contentos, y con alegría, sé nos vinos el mundo abajo. No se daba crédito a lo que estaba pasando. Por eso, tanto a Dolores cómo a Lucía le debemos un respeto y recordarlas siempre con el cariño que se merecen y que eso, nunca más, vuelvo a pasar.
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