El primer pensamiento de algunos, desde que se levantan, es para si mismo.
Piensan que el mundo es suyo, pero desde que ponen los pies en el suelo, están pisando en lo ajeno.
Y cuando tienen un tropiezo, cosa que pasa a cada momento de todos los días, no son capaces de mirar que han hecho mal y culpan a los demás.
Y así les va.
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