Totalmente de acuerdo, sorprendentes y escandalosas han sido las pretensiones de Pipo y Enelida de impedir en la practica el derecho universal que asiste a las personas en una democracia a escoger una opción política por el simple hecho de necesitar esa anulación para gobernar pactando. Nada de defender causas justas ni nobles, nada de salvaguardar el interes general, esto es pura y simplemente ganas de seguir viviendo del cuento.
Alegorías y alegrías del paisaje isleño
Hace 2 años
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