No solo a los trabajadores municipales. ¿Que dirá ahora el señor Ojeda de Armando, que ya no vive en Valsequillo?, le dirá también que lo que no se vive, no se siente, ya saben.
Es más, ¿y a Domingo?, que también vive a caballo entre nuestro pueblo y la capital. En este caso estoy seguro que no le dice nada, entre otras cosas, porque el cariño es mutuo. Domingo, no quiere saber nada del señor asesor, y Ojeda, imagínenlo ustedes mismo. Este infeliz que es capaz de decir cosas como estas, no tiene dignidad alguna como persona, mucho menos como vecino, e imagínense la que tiene como compañero de la política, en un pacto antinatura.
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