Los que han sido puestos en evidencias con sus mentiras no rectifican sino pretenden matar al mensajero.
Qué culpa tengo yo de que compren un local de urbanismo sin sacarlo a concurso público.
Ni he sido yo quien ha invitado a tres empresas con la misma dirección, el mismo teléfono y el mismo fax para un procedimiento negociado que en realidad han convertido en una adjudicación directa por motivos que solo ellos conocen.
Ni yo he contratado a mi prima, ni he dado súper plus, ni…otras tantas cosas.
Lo que si he hecho es no dejarme amedrentar por mentirosos, denunciar comportamientos injustos, poner en evidencia sus diarias contradicciones, libremente y sin obligar a nadie para que me escuche.
Y en vez de corregirse, enmendarse y hacer que coincida su discurso con la realidad, tratan de hacer caer un oscuro manto sobre nuestro pueblo, donde solo puedan hablarse, verse y oírse ellos.
Qué vergüenza.
Qué pena.
En fin, felicidades que estamos en Navidad.
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